Después de una buena otoñada, y
cuando las lluvias primaverales hacen acto de presencia, el tapiz verde
que cubre el suelo comienza a adornarse con una alfombra infinita de
variados colores que dan una nota característica a lomas y cerros, sobre
todo, cuando el crecimiento de las plantas le gana la partida a la voraz
lengua de los animales.
Debido, tanto a la superficie como a
la orografía de la finca, lo que configura distintas exposiciones,
altitudes, suelos, etc., en La Jarosa se pueden encontrar una variedad
notable de pequeños hábitats, siendo colonizado cada uno de estos
microespacios por especies con requerimientos diferentes, convirtiendo
este territorio en un auténtico mosaico vegetal cuando las condiciones
son favorables.
Aunque la presencia en la finca de encinas,
alcornoques o acebuches, es mayoritaria sin lugar a dudas, en este post solo se hará referencia a
plantas vasculares angiospermas arbustivas y herbáceas, es decir
plantas superiores con flores que no son árboles, mostrando solo
aquellas que por su rareza o belleza puedan ser consideradas
especialmente singulares.
La aulaga o abulaga
(Genista hirsuta), es una leguminosa muy abundante en la finca que ocupa
grandes extensiones asociadas a suelos escasos y con exposición de solana. Es
una especie que revela la existencia de suelos con abundancia de ganado y que
han sido deforestados o degradados en exceso.
La
dedalera (Digitalis purpurea) se encuentra
normalmente en claros de bosques, márgenes de caminos y taludes, terraplenes,
etc., y casi siempre en terrenos húmedos y silícicos. En la Jarosa se localiza
una población estable en “Los Cos” y la “Umbría del Quejigal”.
El rábano silvestre (Raphanus
raphanistrum) es una especie que crece asociada a bordes de
caminos, sendas o veredas. Suele encontrase con cierta frecuencia en aquellos
espacios en los que se halla al amparo del acoso del ganado.
La argamula o viborera (Echium plantagineum) es muy abundante en la finca, donde forma parte de los
extensos pastizales primaverales. En los años favorables tiñe el territorio con su
característico color morado. Especie clave para las poblaciones apícolas.
El aro (Arum italicum)
vive en zonas frescas. Era frecuente en los antiguos veguetones de la rivera,
hoy ocultos bajo las aguas del pantano. Con suerte, en la actualidad puede
observarse en las “alamedas” formadas en el Guanagil alto. La planta y
especialmente los frutos, son venenosos.
La colleja colorada (Silene
colorata) es una planta anual que puede llegar a sobrepasar el medio metro de
altura. En La Jarosa la he podido ver en floración desde finales del mes de
enero y principios de febrero, hasta el final de primavera, sobre todo en las
cunetas de la carretera.
A la cebolla
albarrana (Urginea maritima) se le puede
encontrar repartida a lo largo de toda la finca. Presenta la particularidad de
que florece al final del verano, en torno al mes de septiembre, y suele ser
confundida en este periodo con el gamón.
El cardo (Galactites tomentosa) es
una especie presente en herbazales nitrificados sobre suelos secos y con
exposición de solana. Debido a estos requerimientos, en la Jarosa es muy
frecuente en “Cañajerrá”, “Cuernavacas”, las caras de la “Ciñuela” o en las
solanas de “Dos Hermanas” o “Los Naranjos”.
La borraja (Borago officinalis) es
una planta que prolifera en suelos donde abundan los restos orgánicos. En La
Jarosa suele verse con frecuencia en los bordes de los corrales, en los
majadales y en los laterales de la carretera.
En La Jarosa, el gladiolo (Gadiolus
illyricus), se encuentra asociado a zonas de matorral, aprovechando los claros
con suelos frescos. Solo he podido localizar una población estable en la finca,
concretamente en la “Umbría del Quejigal”.
Muy abundante en La
Jarosa, la adelfa (Nerium oleander) es una especie que forma parte del estrato
arbustivo de la vegetación de riberas y cauces. Florece en el verano y adorna
el paisaje con verdaderas arterias de color rosáceo que destacan en medio del
secarral estival.
Especie de prados húmedos, donde
puede llegar a formar amplias extensiones, el narciso blanco (Narcissus
papyraceus), florece a finales de otoño e invierno. En la Jarosa, y siempre
asociado a zonas que conserven un grado mínimo de humedad, se le puede
encontrar repartida por toda la finca.
La peonia o rosa alabardera (Paeonia
broteri), aparece en zonas
umbrosas como sotobosque de robledales, alcornocales, quejigares, encinares y
bosques de ribera. En La Jarosa solo la he localizado en la “Umbría del
Quejigal”, en rodales muy puntuales.
La amapola (Papaver
rhoeas) es una planta ruderal que se ha asociado a la agricultura
desde épocas antiguas. En La Jarosa puede verse sobre las cunetas de la
carretera cuando estas se encuentran protegidas del pastoreo abusivo del ganado.
Las lágrimas de la virgen o
cascabelitos (Briza maxima), es una gramínea que en la finca se localiza en
bordes de caminos y veredas, o bien formando parte de las extensas praderas
primaverales.