lunes, 10 de junio de 2013

UNA COSTA DE ROCA Y CANTIL

  Desde el cabo de San Vicente, uno de los lugares europeos más a occidente, hasta el pequeño estuario que forma el rio Mira en su desembocadura, se extiende, a lo largo de todo el litoral atlántico continental portugués, por las regiones del Algarve y del Alentejo, uno de los espacios naturales mas espectaculares y sobresaliente, no ya de la Península Ibérica, si no de todo el continente europeo.
  Se trata de un territorio litoral, integrado dentro de los límites del Parque Natural do Sudoeste Alentejano e Costa Vicentina, configurado por una costa tallada por la furia de los vientos y la fuerza de las olas que han logrado, ambos, modelar un paisaje salpicado de bellas, encantadoras y coquetas playas bajo la protección de colosales acantilados, que en ocasiones llegan a alcanzar alturas de vértigo, desde los que la vieja Iberia se despeña sobre el océano para hacerse mar infinita.

 
En los confines de la Europa continental, el cabo de San Vicente exhibe, como carta de presentación, un paisaje de ensueño formado por acantilados donde el sonido atronador del agua al romper contra la roca y el viento, son sus constantes
 
 
 Con escasos servicios turísticos, que la retrotaen casi a la virginidad, y bastante alejada de los núcleos de población, la playa de Cardoama se resiste a la explotación salvaje a la que está siendo sometido el litoral peninsular.

 
La belleza salvaje de este litoral adquiere cotas de grandeza en los acantilados de Arrifana, en el concejo de Aljezur, todavía en el Algarve. Aquí, la costa, al norte de Punta Arrifana, se rompe en mil cantiles, y al sur, acoge una bellísima playa para deleite de surfistas. 
 
Azenha do Mar es una población perteneciente a la freguesia de Sao Teotónio, concejo de Odemira, que vive de los recursos que le ofrece el Atlántico, especialmente las algas. Un pequeño y abrigado portinho da cobijo a su minúscula flota pesquera.
 
La playa de Zambujeira do Mar se extiende sobre un pequeño arenal formado por la desembocadura de un arroyo y protegido por altas paredes de roca que dotan al lugar de un encanto y una belleza singulares.

Las fuerzas colosales de la naturaleza se ponen de manifiesto en las formaciones que salpican por doquier la playa de Zambujeira do Mar y que evidencian las convulsiones geológicas que en tiempos tuvieron lugar en la zona.

En el cabo Sardao el acantilado rocoso domina el paisaje alcanzando cotas de belleza inigualables. Aquí la roca se manifiesta de mil formas distintas y las pizarras muestran cicatrices estratigráficas dispuestas en cualquier dirección. 

Sobre los altos acantilados del cabo Sardao viven las únicas cigüeñas marineras del mundo. Cigüeñas de espuma y de sal, cigüeñas de mar, que han elegido la cresta de estos cantiles para ubicar sus nidos de cara al océano.

En la desembocadura del rio Mira, en la localidad de Vila Nova de Milfontes,  las playas de fina arena y las dunas litorales ponen fin, por el norte, a la costa escarpada y rocosa.