domingo, 16 de diciembre de 2012

FAUNA DE LA JAROSA

  La comunidad faunística de La Jarosa adquiere categoría de excepcional si tenemos en cuenta la importancia, en valores absolutos, de las especies que encuentran en estos parajes adehesados el lugar ideal para vivir y reproducirse.
 A la fauna cinegética (conejo, perdiz, liebre, zorzal, paloma, etc.), de extraordinario valor económico y deportivo, hay que unir un gran número de insectos, anfibios, reptiles y peces.
 Mientras las más raras y emblemáticas rapaces ibéricas surcan los cielos, el meloncillo, la gineta, el zorro, el gato montés o la comadreja merodean entre el escaso matorral y los roquedales graníticos a la caza y captura de su presa diaria.
 La presencia de tan singulares especies hace que este espacio natural sea digno, por si mismo, de la mayor catalogación posible, viendose, por ello, obligados los poderes públicos a la preservación y conservación de tan rico patrimonio natural.

Desde la construcción del embalse, la aparición en la finca de especies de aves vinculadas al medio acuático es cada vez más notable. La garza real es un fiel ejemplo de ello.

De siempre observada por los viejos cauces de la Rivera y el Guanagil, la cigüeña blanca esta estrechamente ligada a la finca, donde presenta varios asentamientos de cría.

 Siempre presente sobre las piedras de los majanos o las ramas bajas de los árboles que los circundan, el mochuelo probablemente sea la especie mejor representada en la finca de todas las rapaces nocturnas.  Aunque puede ser visto durante el día, caza sobre todo al crepúsculo y al alba, horas en las que concentra su mayor actividad. 

 Si hay una especie animal que ha logrado sacarle partido como ninguna otra a la actividad humana en la finca, es, sin duda alguna, el gorrión común. Adaptado al medio humano, encuentra en los comederos de las vacas una fuente de alimentación extra, lo que le hace proliferar por doquier y ser una de las especies más abundantes.

Cada primavera la presencia del abejaruco le da un toque multicolor a La Jarosa. Como especie troglodita que es, aprovecha cualquier talud para horadar en él su nido.

                    Para instalar su nido, la abubilla utiliza cualquier hoquedad, bien en árbol o en construcción humana, capturando una cantidad ingente de insectos para sacar adelante su prole.

El rabilargo o “mojino” es el córvido más abundante en la finca, viendose favorecida su presencia por el elevado número de  insectos que viven de los excrementos de las vacas.

El herrerillo común o “cerrojito” es un buen representante de los páridos presentes en La Jarosa. Es fácil observarlo en plena actividad revoloteando entre las copas de los árboles.

 Con frecuencia,  la majestuosa silueta en vuelo del buitre leonado se recorta sobre los cielos de La Jarosa. El gran carroñero por excelencia de los bosques, sobrevuela diariamente enormes superficies de terreno tratando de localizar un cadáver del cual alimentarse, cumpliendo, de este modo, con la labor sanitaria que la naturaleza le tiene encomendada.

 El águila calzada es una de las rapaces nidificante en la finca, a la que llega, procedente de sus cuarteles de invierno, allá por el mes de marzo y permanece junto a nosotros hasta septiembre. En general se alimenta de pájaros de pequeño y mediano tamaño, pero cuando estos escasean no desdeña reptiles ni insectos.

Aunque bastante escaso, el jabalí suele observarse esporádicamente por las zonas más recónditas de la finca, principalmente en el cerro de “Los Naranjos” y en “Los Cos”.

 Diezmado por la neumonía hemorrágica vírica y por la mala gestión cinegética,  el conejo está de nuevo, poco a poco, colonizando lo que antaño fueron sus vastos dominios.

El gato montes es el gran cazador de La Jarosa. Dotado de unas condiciones excepcionales para la caza, la cual practica al acecho o al rececho, impone en sus dominios la dura y rotunda ley de sus zarpas para capturar pequeños mamíferos, los cuales constituyen la base de su alimentación.

Oportunista como pocos, el zorro ha sabido sacarle partido como ningún otro animal a los escasos recursos alimenticios que ofrece la finca en la actualidad, adaptándose, de forma asombrosa, a sobrevivir de cualquier manera, como ocurre durante las parideras, periodo durante el cual se alimenta, casi exclusivamente, de “cerote”  procedente de los becerros recién nacidos.

La red hídrica de La Jarosa, así como el gran número de fuentes y puntos de aguas existentes, hacen de la finca un verdadero paraíso para los anfibios, estando presentes en la misma  la mayoría de las especies asociadas al monte mediterráneo, como es el caso de este gran ejemplar de sapo corredor.






domingo, 28 de octubre de 2012

FLORA DEL PIRINEO (II). ORQUÍDEAS

La cordillera pirenaica alberga en torno a las setenta especies de orquídeas, aproximadamente casi la mitad de las que hay en Europa. 
Las orquídeas son plantas que proliferan  en los suelos de bosques, en los claros, y muy especialmente, en los herbazales que forman las praderías alpinas, donde llegan a constituir paisajes de una singularidad sin igual.
Como complemento al post publicado con anterioridad sobre Flora del Pirineo, muestro algunas imagenes  de orquídeas pirenaicas realizadas en las jornadas fotográficas de referencia.

 Cypripedium calceolus

 Platanthera chlorantha

 Gymnadenia conopsea

 Orchis purpurea

 Dactylorhiza majalis

 Dactylorhiza sambucina

 Nigritella nigra

Dactylorhiza fuchsii

 Orchis ustulata

Cephalantera longifolia


sábado, 20 de octubre de 2012

FLORA DEL PIRINEO (I)

A medida que las nieves se retiran de los valles y prados pirenaicos, estos, de forma paulatina, se van cubriendo con un manto de flores de mil colores y formas distintas.
La floración de primavera-verano en las latitudes pirenaicas alcanza, en individuos y especies, magnitudes realmente colosales. Tal número de especies y tal variedad de formas y colorido, hacen de estos parajes, en estas fechas, rincones únicos.
Un viaje programado en el mes de junio para fotografiar quebrantahuesos en las sierras prepirenaicas, terminó, aún no se porqué, en varias jornadas fotográficas de flora por los valles españoles de Tena y  Bujaruelo y el valle francés d'Osseau.
Como resumen de estas jornadas fotográficas, os presento, a continuación, una pequeña muestra de las fotografías realizadas. Dicha muestra se estructurará en  dos post distintos: este mismo y otro específico de orquídeas.
Quiero agradecer de forma muy especial a Fernando, del colectivo Foratata de Sallent de Gállego, su inestimable ayuda y colaboración, sobre todo en lo referente a la localización e identificación de especies.

Aquilegia pyrenaica

Trollius europaeus

Viola cornuta

Geranium sylvaticum

Anthyllis vulneraria

Silene vulgaris

Linum narbonense

Echium vulgare

Eriophorum angustifolium

Centaurea montana

Meconopsis cambrica

Saxifraga longifolia

Ramonda myconi

Antirrhinum majus

Anthericum liliago



domingo, 3 de junio de 2012

PAISAJES DE LA JAROSA

La Jarosa es para el pedroseño algo más que un monte vecinal de titularidad pública. Representa, al margen del aspecto económico, una vía de escape, un espacio para el ocio y también un deleite para los sentidos. Pero este último aspecto es el menos cultivado de todos. Siempre que los pedroseños nos acercamos por La Jarosa, lo hacemos para darle una vuelta a las vacas o a las yeguas, buscar espárragos, cortar leña, pescar, etc., nunca nos percatamos de que en esta finca hay algo más.
La Jarosa encierra pequeños espacios y paisajes que, no por vistos o manidos, dejan de ser espectaculares, sobre todo cuando son contemplados desde una óptica o perpestiva diferente a la habitual. Luces, tonos, sombras, colores, formas, etc, modelan ambientes y escenarios que, extraídos del contexto del paisaje general de la finca y analizados individualmente, son dignos merecedores de los más altos y alagadores elogios.
En esta entrada pretendo mostrar, por medio de algunas imágenes inéditas, el esplendor que encierran algunos de estos rincones de La Jarosa y la belleza del paisaje que encarnan y simbolizan.

 Las cotas más elevadas de La Jarosa son las cumbres de los cerros de “Dos Hermanas” y de “Los Naranjos”, verdaderos miradores de la finca. En la imagen se puede apreciar, en una cálida tarde de primavera, la cumbre de “Los Naranjos” desde la cima de “Dos Hermanas”.

Este bosquete de alcornoques se encuentra en la umbría de "Dos Hermanas", y crece a ambos lados del arroyo que baja de la cumbre buscando el regajo de la "Enea".

 En medio de los acebuches y los bolos graníticos de las cercanías del toril viejo de la piara del "Chato", este alcornoque muestra la belleza de su tronco retorcido y descorchado bajo la calidez de las luces vespertinas.

 Sin competencia alguna, esta solitaria encina corona la cumbre del cerro de "Dos Hermanas". Desde allí, desde su atalaya, vigila impertérrita el paso del tiempo, aprovechando su altura para recibir y despedir las primeras y las últimas luces de cada día y ofrecer panorámicas como la de la imagen.

 Con la desaparición, en verano, de la vegetación herbácea, los tonos pajizos-amarillentos y terrosos dominan el paisaje, pero el cromatismo de los troncos descorchados, saturados con la luz del atardecer, imprimen una nota de belleza a rincones como el de la imagen, localizado donde, mirando ya al pantano, la umbría de "Dos Hermanas" quiere hacerse solana.

 El cielo parcialmente cubierto con nubes de tormenta reduce el contraste entre las altas luces y las sombras, logrando así una luz tamizada, suave y poco dura, alcanzando, con ello, un adecuado rango dinámico, tal y como muestra esta imagen del cerro de "Dos Hermanas" tomada desde el comienzo de la loma del "Cuadrejón Perdio”.

 En las cercanias del pilar de "La Joya" se encuentra uno de los grupos de encinas que, por su porte majestuoso, más llama la atención de toda la finca. La orientación de umbría en toda la zona, hace que los troncos, fuertes y robustos, esten permanentemente cubiertos de musgos y liquenes..

 Entre bolos graníticos, estos alcornoques le siguen ganando la partida a la vida, y por la tarde, cuando el sol ya cae por el horizonte, nos ofrecen espectáculos visuales como el de la imagen. Se localizan entre el toril viejo de la piara del "Chato" y el regajo de la "Enea".

Desde la loma del "Cuadrejón Perdio" se observa como el cerro de "La Tablilla" y "Las Majaillas" sobresalen por encima del nivel de las aguas del pantano; aguas que custodian, sumergidas en las profundidades del embalse, millones de vivencias de pedroseños que definitivamente quedarán atrapadas para siempre en la oscuridad insondable que un día cubrió esta porción de tierra pedroseña.

 Entre el zahurdon de "Los Peines" y "La Floria", el granito, como en muchas otras zonas de la finca, aflora a la superficie y con las primeras lluvias otoñales se tapiza de húmedo musgo, que junto al verdor insultante de la hierba recien nacida, dan al paisaje un aspecto propio de latitudes más norteñas..

En la curva grande del carril de "Los Cos", la que gira a la izquierda antes de llegar al puerto, se encuentra esta encina que milagrosamente se salvo de la máquina que construyó el camino y que resiste en pie al terraplen que la amenaza. Desde su ubicación enmarca, al fondo, el paisaje del "Cuadrejón Perdio".